Me
es muy grato compartir este mensaje, el cual conlleva el compromiso que, desde
hace cuatro décadas, nuestra institución adquirió con Dios y la sociedad, y es
ofrecer una alta calidad educativa acompañada de una formación en valores
cristianos, y entregarle a la sociedad individuos capaces e íntegros que
contribuyan al desarrollo pleno de la comunidad donde se desarrollan.
Este
compromiso no podría cumplirse en su totalidad sin la comunicación diaria con
nuestro Dios, y la participación activa de cada integrante de nuestra comunidad
educativa, la cual, está conformada por estudiantes, padres de familia,
personal docente, administrativos, egresados, así como directivos de la junta
escolar y la hermandad en general, hacen que día tras día, con actitud,
disciplina, paciencia y trabajo, se alcancen los objetivos trazados.
Tenemos
claro que el papel que juega cada elemento en nuestra institución, es
importante para lograr los objetivos propuestos, ya que cada uno se esfuerza en
que nuestro alumnado aproveche al máximo
la experiencia con nosotros, y que esta les sirva para vivir en plenitud no
solo en esta tierra sino también en la patria celestial, teniendo en cuenta que
deben estar bien claros en lo que quieren lograr en su desempeño como
estudiante y como persona.
De
los egresados, nos queda la
satisfacción del momento, cuando regresan al colegio para visitarnos, para
recordar, agradecer y platicar de sus logros alcanzados y algunos para
inscribir a sus hijos con el mismo entusiasmo e ilusión de cuando ellos
ingresaron por primera vez.
A
los Padres de Familia pedimos el compromiso con la formación de sus hijos,
haciendo que sean partícipes activos de la disciplina, valores y actitudes en
la vida personal y académica.
De
nuestros administrativos, directivos y docentes, se espera su identificación
con la misión, visión y valores como también una mejora continua en el
desarrollo de sus actividades, con el firme propósito de ofrecer un servicio de
calidad que conlleven a resultados esperados.
Finalmente,
agradecida a Dios y a cada colaborador por el reconocimiento que a lo largo de
cuarenta años nuestra institución ha ganado dentro de nuestra sociedad no me
queda más, que reiterar el compromiso de seguir trabajando en vías de mejorar día
a día para que el Centro Educativo Adventista de Barú siga contando con ese
lugar en el corazón de la comunidad porteña y también en el de los padres que
confían en nuestras manos sus más hermosos tesoros, que son sus hijos.
Bernardina de
Guillen
DIRECTORA
CEAB
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